martes, 18 de agosto de 2009

Comer en vacaciones


La relajación de los horarios influye en los hábitos alimentarios, aunque hay que seguir una dieta saludable.

Los horarios de sueño y de comidas cuando no se trabaja son, en la mayoría de los casos, diferentes a los del resto del año. Este cambio de costumbres durante las vacaciones incide de forma directa en la alimentación. No sólo las horas de las comidas suelen retrasarse, sino que muchas de ellas se realizan fuera del hogar. A pesar de ello, conviene recordar la importancia de mantener una dieta saludable.

Durante las vacaciones, los horarios no son tan estrictos como los que se mantienen el resto del año. A menudo se cambia de ambiente, de actividades y de ritmo, de manera que es fácil caer en la tentación de abandonar los hábitos de alimentación sanos que se han mantenido meses atrás. No obstante, conviene seguir unas pautas para que la relajación no pase factura al final del periodo de descanso.

Los primeros platos
El desayuno suele hacerse más tarde de lo habitual, por lo que conviene que no sea muy copioso.

En vacaciones no es habitual madrugar, por lo que las horas que transcurren desde el desayuno hasta la comida son menos que en un día laborable y conviene que éste no sea muy copioso. Basta con tomar un café con leche, una fruta o un zumo y pan tostado, cereales o algún tipo de galleta. En cuanto a la comida, resultan muy apetecibles platos ligeros y refrescantes a base de sopas frías o cremas de hortalizas, entre las que se encuentran algunas tan populares como el vichyssoise.

Otra posibilidad es comer una ensalada variada, a la que se le puede añadir cualquier tipo de hortaliza, así como diferentes frutas o frutos secos. Incluso, se puede tomar como plato único si se incluyen alimentos como pasta o arroz y atún, huevo o pollo. Otro plato único muy típico en verano son las paellas, que pueden estar preparadas a base de carne, pescado, marisco y verduras. Además de resultar muy sabrosas y nutritivas, son un modo de que los más pequeños comiencen a tomar alimentos como el pescado o la verdura, "camuflados" en el arroz.

Segundos platos y postres
Los segundos platos se pueden cocinar a la plancha, al horno o a la brasa. Las salsas de los guisos y estofados hacen al plato más denso y calórico, por lo que resultan más apropiados para los meses de frío. Una guarnición de pimientos, verduras salteadas, champiñones o diferentes purés constituye un acompañamiento adecuado para estos alimentos y enriquece el plato desde el punto de vista nutricional y organoléptico.

Las frutas habituales en verano son un buen postre y tentempié. Además de su alto contenido en agua, aportan minerales, vitaminas y diferentes sustancias con acción antioxidante, así como cantidades interesantes de fibra. Un buen modo de aprovechar sus propiedades nutritivas consiste en tomarlas en macedonia. La mezcla de color, aroma y sabor hace que sea un postre muy apetecible ya que se pueden combinar diferentes frutas: fresas, sandía, melón, kiwi, plátano o cerezas.

Merienda y cena
La siesta es habitual en esta época de relax. Sin embargo, es conveniente que no dure más de 15 minutos y que no se haga justo después de haber comido. Podrían aparecer problemas digestivos.

Después de la siesta, a media tarde, es aconsejable tomar un tentempié compuesto por una pieza de fruta, un zumo, un yogur o un pequeño bocadillo. Para la cena, una ensalada con alimentos proteicos como taquitos de queso, tofu o huevo es una buena solución.

En verano las verduras no sólo sirven para elaborar ensaladas, sino que son un acompañamiento perfecto para cenas elaboradas con platos de huevo o seitán. Cocinadas a la plancha, salteadas o incluso crudas, constituyen una guarnición muy sabrosa y nutritiva que, además, aporta un toque de color al plato y lo hace mucho más apetecible.

Con moderación
Aunque el calor en verano puede llegar a ser asfixiante, sobre todo en determinadas zonas geográficas en las que el termómetro alcanza temperaturas muy elevadas, conviene no abusar de determinados productos como los helados y las bebidas alcohólicas.

Los primeros pueden ser un postre nutritivo compatible con una dieta equilibrada, aunque son muy calóricos y tienen mucho azúcar, por lo que no deben considerarse un aperitivo para tomar a cualquier hora del día. Una de las mejores formas para mantener una buena hidratación es beber agua en cantidades importantes, incluso aunque no se sienta sed.

Autor: Consumer-Eroski
Fuente: www.consumer.es
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Etiquetas: Alimentos naturales, Alimentos ecológicos, Productos naturales, Productos ecológicos, Complementos alimenticios, Complementos nutricionales,

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