Se denomina metabolismo al conjunto de reacciones bioquímicas que tienen lugar en el organismo, producen un intercambio energético y son imprescindibles para formar nuevas células y tejidos o llevar a cabo cualquier actividad..., es decir, para mantenernos vivos. Estos procesos están regulados por complejos sistemas en los que intervienen desde hormonas a neurotransmisores..., y, por lo tanto, la creencia de que el metabolismo se puede cambiar es totalmente infundada y errónea. En realidad, sólo podemos actuar sobre él modificando los habitos alimentarios y aumentando el ejercicio, lo que activa los procesos metabólicos, permite aumentar el gasto energético y perder kilos. Igualmente, el sedentarismo y las dietas desequilibradas ralentizan el metabolismo, que tenderá a quemar menos calorías para evitar que al organismo le falte la energía necesaria para funcionar.
Suma de actividades
El gasto energético (o metabolismo) total es el resultado de sumar el metabolismo basal (energía que el cuerpo consume para llevar a cabo sus funciones vitales), más el gasto que tiene lugar en los procesos de digestión de los alimentos, más el que se produce por actividad física. El metabolismo basal supone el 50-75% del gasto calórico diario, en la digestión de los alimentos se consume otro 10% (si ingerimos 2.000 calorías, gastaremos 200 en digerirlas). Por último, el gasto por actividad física (es decir, todas las actividades que realizamos a lo largo del día), supone entre el 15 y el 40% del consumo calórico total.
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