
Las intolerancias alimentarias afectan por igual a niños y adultos, y en general están presentes en un alto porcentaje de la población. Aun así, su existencia puede pasar desapercibida durante años debido a que sus manifestaciones no se suelen relacionar con la alimentación.
Sus principales síntomas son: malestar general, erupciones cutáneas, nauseas, dolores estomacales, gases, inflamación gástrica, vómitos, acidez, diarrea, dolor de cabeza, irritabilidad o nerviosismo.
Afortunadamente, con un diagnostico y un tratamiento adecuados, las intolerancias alimentarias son en gran medida reversibles, salvo las causadas por mutaciones genéticas.
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